Sigo aquí acostado, sobre el desnudo suelo, impasible al candente sol que desfila ante mis azules ojos. El sudor resbala desde mi sien por toda la roca que sirve de descanso a mi cabeza; caliente ya por el sol. Tengo mucho tiempo aquí ya, sin querer moverme ¿para que?, ¿A dónde iría? Solo unas imágenes se repiten en mi mente, pasan a través de ella como las primeras películas hechas en el mundo. Con la publicación primigenia de una mala edición que lo delata. Imágenes diversas, incoherentes, sin linealidad, pero con la magia de trasmitir ante ese primer público emociones. Estoy conmocionado; la película de mi vida, de lo bueno y lo malo. Es extraño siento todo al mismo tiempo, las alegrías y tristezas ligándose en un conglomerado de inquietudes, que sustentan mucha angustia; la que devoran mi cuerpo. Es la sensación que el recuerdo me come. Mi familia es quizás lo más recordado y lo más ansiado y lo que más me preocupa. He actuado mal y con mis acciones los he dañado, pero al meditar y