EL HIMEN EN UNA DESFLORADA…METÁFORA DE LAS ARTES EN LA SOCIEDAD ACTUAL
RESUMEN
El imaginario de la
sociedad es evidente en la observación de su moral y de las representaciones y
manifestaciones de lo que las personas hacen de ellos.
Las artes y el sexo son aparentemente
antagónicos en la visión cultural que tenemos de ellos; pero no sólo comparten
los mismos prejuicios, sino también las mismas posibilidades catárticas del phatos
humano.
Este trabajo es una
visión mente abierta sobre conceptos cerrados que el hombre en la sociedad
actual manifiesta aun cuando dice vivir en la postmodernidad.
El
laconismo con que tanto el sexo como el arte son tocados por las sociedades,
puede alegarse a la disensión de criterios no precisamente culturales, estos son
basados en el hombre mismo, en la bivalencia de su psiquis-acción, que los
proscribe a convertirse en subterfugios.
El
himen, es una frágil membrana de piel a la que se le concede en el pasado y
presente simbolismos sociales, normas y muchos tabús. Sobrevalorado algunas
veces como estigma apócrifo religioso–moral y sin importancia otras, quizás
como mero estorbo que no sabría definir si en un realismo seudo contemporáneo
que muchos definen libertinaje. El himen ha sido sistematizado como la piedra
angular de lo impoluto femenino, único valor idealizado que en la realidad
patenta.
En
este punto, concierne al tema concluir al himen como una frágil pieza sin valor
para muchos, invalorable para otros, en el que se visualiza la belleza, la perfección,
la ensoñación que para el hombre concierne el poder entrar y apropiarse de otro
mundo, el de la mujer.
En
analogía, el arte al igual que el himen; ambos en género masculino[1], es reflejo de simbolismos sociales, normas y tabús
en cada época en que este aflora en nuevos movimientos y caminos artísticos. De
igual manera también, sin valía para muchos que enjuician sobre su valor real y
tácito, sobretodo en sociedades no preparadas a su recepción y en disensión a
esta posición; invalorable para otros, donde se convierte en conducto de placer
y de vida estética, de un mundo de belleza muchas veces no prefigurada a lo ya
conocido, en una perfección acústica-visual-táctil que pierde al cerebro para
hacer ganar paso a las sensaciones y ensoñaciones. Todo esto logrado para
apropiarse de otros mundos.
El
arte, siguiendo el término en su virilidad, se asume en invariables visiones de
sus posibilidades plásticas originando sui generis, incontables opciones que
nos llevan a pasar a hablar con propiedad de las artes.
El
arte en singular proporciona un concepto concreto o por lo menos la posibilidad
de llegar a él: el arte es… Las
artes, bifurcan y multiplican las tendencias de ese posible concepto. Lo
homogéneo del arte se hace heterogéneo en las artes.
Esta
relación léxica del termino arte a
través de los usos de los artículos gramaticales y de lo que esto conlleva,
determina la hermafroditación del mismo. EL/LAS artes sexualizan la idea de lo
que ocurre en la polinización donde lo masculino y lo femenino en un auto-coito
ocasionan vida, en este caso, la del objeto o hecho artístico. Simbólicamente
las artes acuden a la transexualidad.
Volviendo
al himen, su ablación en el acto sexual en unos casos o haciendo el amor en
otros, es ponderable esta diferenciación, marcará la eficacia psíquica de las
relaciones a futuro. La desfloración causa de sensaciones contrapuestas:
dolor/gozo, aprensión/liberación es un hecho que ha permeabilizado bajo la
mirada de nuevos tiempos, de la actualidad, del devenir de la libertad sexual y
de la apertura a percibir la apoteosis del mismo. Es la liberación sexual[2] vista en la lupa de
Baudrillard como la:…totalidad del deseo y de su cumplimiento en cada uno de
nosotros, masculino y femenino simultáneamente… (p.18)
En
similitud, el arte también aglomera dualidades sensoriales y su apoteosis
orgásmica sacude sensibilidades abiertas y plenas a percibirlas y esto ocurre cuando
el sentir y necesidades del artista hechas eco en su obra, se posesiona en los
poros y sentidos del público que debe estar proclive a la sensibilidad y a la
excitación; y ambas, deben ser nutridas a través de la constante visualidad que
genere la curiosidad sobre el tema.
Los
caracteres fisiológicos y psicológicos que se catalogan en la actividad sexual,
también se asumen en EL/LAS artes; siendo estos:
a) Lo
innato: que nace con el sujeto.
b) Es
teleológico: ordenándose a un fin preciso el cual es independiente de la
consciencia del proceso somato-psíquico requerido por la actividad en cuestión.
c) Es
trascendental psicológicamente: pues sus efectos desborda el ámbito de la
vivencia del individuo en el momento de sus actuaciones.
Por
ello, el mejor kamasutra para el arte es la cultura visual que es donde se
despliega el genio o el mana de los creadores, los cuales proceden de dos posibilidades:
la primera, en la condición natural e innata que viene en el primer hálito de
vida de personalidades sensibles que nacen duales para poder hacer coincidir,
cual física cuántica, todos los mundos paralelos y posibles en sus obras; y
luego, el de aquellos que a través del aprendizaje de técnicas y normas
académicas llegan a lograr algún arraigo en esta forma de vida. Ambos caminos
validos e innegablemente aceptados si llegan a condicionarse a los gustos,
necesidades o abren nuevas visiones.
Estas
dos procedencias de los artistas no rebasa el fin mismo que no es otro que el
de hacer arte como tampoco,
recapitulando párrafos atrás, si la desfloración se da sólo por amor o por
sexo, o… ¿sí?, ¿hay diferencias para ustedes? Dejo esto abierto a sus
criterios. Lo que sí es seguro, es que luego de la desfloración, ya abierto el
camino de la hilaridad sexual, el himen ya ausente se ha fortalecido en la
inconsciencia, pues su intangibilidad sensitiva ahora será cada vez más
privilegiadamente única, sólo y sólo sí, el acto que produce esto se respalda
de esa curiosidad, expectativa, necesidad y deseo de la primera vez. Si esto se
pierde o no ocurre en cada oportunidad sexual o plástica lo generado será
exiguo y no permitirá la transmigración purificadora de lo humano.
Hasta
aquí he tocado la correlación entre el imaginario del himen/sexo y el/las
artes. Pero las diferencias que existen tocan a lo privado y a lo público[3]. El himen/sexo es privado,
fortalecido en la frigidez e impotencia social para hablar del tema y el/las
artes son públicos, deben de serlo, su vitalidad es eso para existir.
El/las
artes deben verse, hablarse, palparse, escucharse en sociedad. Pero ésta, la
sociedad se ha convertido en la gran desflorada al sesgarse por inhibición y presupuestos
canónicos caducos. Este desconocimiento producto de la falta del ejercicio y referencialidad
plástica para la consecutiva valoración ocasiona la autosegregación,
minimizando el poder de independencia y de catarsis que el arte soporta y
oferta al conglomerado social.
El
arte, sobre todo el contemporáneo, ocasiona aversión y pareciera que solo es
reseñado por y para el mundo intelectual que lo acepta y lo vive, o eso
pareciera ser. El orgasmo creativo actual se pierde al vacío, a la soledad en
una masturbación solitaria donde la obra sufre de lo que llamare Síndrome de la
Bella Durmiente, pues igualmente inverna virginal esperando el beso de la
aceptación a la vida para universalizarse y ser reconocido.
Este
tema aplica al sentir colectivo donde la inducción de los imaginarios actuales
se representan en la hiperrealidad baudreliana que aturde la moral-acción del
ente social. Es el arte el que percibe, permuta y contacta el devenir del
mutatis mutandi de los imaginarios y de sus representaciones y es el artista, el
ser privilegiado en su óptica que difiere del común denominador social, que desnuda
realidades y no remilga en mostrarlas en sus creaciones al público/sociedad
castrado éste por reglas seriales que lo convierten en un gran eunuco que no
puede sentir.
Finalmente
esto que pareciera ser panegírico a los
dos puntos centrales de este trabajo solo pretende exponer el ascetismo a estos
temas en una sociedad bivalente entre su pensamiento y su acción sin querer
dogmatizar ninguno en concreto.
(Título de la obra: El origen del mundo / Autor: Gustave Courbet / Año: 1866)
Referencias.
·
Baudrillard, J. (1991). Las transparencias
del mal. Barcelona: Anagrama.
·
Cabanne, P. (1983). El arte del siglo XX.
Barcelona: Poligrafa.
·
Foster, H y otros. (1985). La posmodernidad.
Barcelona: Kairos.
· Marchan, S. (2005). Estudios Visuales: la
epistemología de la visualidad en la era globalización. Notas para una genealogía
en la penumbra. Madrid: Akal.
·
Mirzoeff, N. (2003). Arte y cultura. Barcelona:
Electa
[1]
Lo masculino aquí abarca más que el género del artículo. Lo falocrático que
remarco en estos conceptos hace injerencia en parte a lo que Owen manifiesta al
decir que el sistema representacional en el Occidente solo admite una visión,
la del hombre.
[2] El
mito de la liberación sexual permanece vivo en la realidad bajo muchas formas,
pero en lo imaginario domina el mito transexual, con sus variantes andróginas y
hermafroditas…. (Baudrillard, p.28)
[3]
Para Baudrillard ya no existe diferenciación entre la escena pública o privada,
solo información obscena.
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